sábado, 31 de enero de 2009

Poesía. LO OBSCURO DE LOS SAUCES SIN REGRESO. CONCEPCIÓN SILVA BÉLINZON



"Tormenta de nieve". Turner



LO ABSURDO DE LOS SAUCES SIN REGRESO



Plaza fuerte muy digna de tus frases


hacen saltar la tapa de los sesos


¿y esta presentación?


no tiene clases


como la gran helada entre los huesos.



Ruiseñor mal herido ya renaces


con tu cabeza errante entre los besos;


la siembra que no rinde la deshaces


y el proyectado fruto sin sabuesos.



Se recogen las uvas sin inquina;


y el poema sonríe con certeza


y paladea el gusto en cada esquina.



Interna brillantez sin falsedades


inconcebible crea la belleza


indisoluble acuerdo en soledades.



Concepción Silva Bélinzon

viernes, 30 de enero de 2009

Poesía. DECLARACIÓN DE AÑOR. CLARILDA ILIVER LABRA



"Amor a corazón abierto", Miguel Oscar Menassa. (http://www.mongalery.com/)

DELARACIÓN DE AMOR

Haz el amor, no la guerra...

Pregunto si llevo corazón
cuando despierto el peligro entre sus muslos,
si me equivoca
cuando preparo la única trinchera
en su garganta.

Yo sé que la guerra es probable;
sobre todo hoy

porque ha nacido un geranio.

Por favor, no apuntéis al cielo
con vuestras armas:
se asustan los gorriones,
es primavera,
llueve,
y está el campo pensativo.
Por favor,
derretiréis la luna que da sobre los pobres.

No tengo miedo,
no soy cobarde,
haría todo por mi patria;

pero no habléis tanto de cohetes atómicos,
que sucede una cosa terrible:
lo he besado poco.

CARILDA OLIVER LABRA.

lunes, 19 de enero de 2009

"Las tres edades de la vida". Gustav Klimt



Arde en las cosas un terror antiguo, un profundo y secreto soplo,un ácido orgulloso y sombrío que llena las piedras de grandesagujeros,y torna crueles las húmedas manzanas, los árboles que el solconsagró;las lluvias entretejidas a los largos cabellos, con salvajes perfumesy su blanda y ondeante música;los ropajes y los vanos objetos; la tierna madera dolorosa en lostensos violinesy honrada y sumisa en la paciente mesa, en el infausto ataúd,a cuyo alrededor los ángeles impasibles y justos se reúnen arecoger su parte de muerte;las frutas de yeso y la íntima lámpara donde el atardecer secondensa,y los vestidos caen como un seco follaje a los pies de la mujerdesnudándose,abriéndose en quietos círculos en torno a sus tobillos, como unespeso estanquesobre el que la noche flamea y se ahonda, recogiendo ese cuerpomelodioso,arrastrando las sombras tras los cristales y los sueños tras lossemblantes dormidos;en tanto, junto a la tibia habitación, el desolado viento plañe bajolas hojas de la hiedra.
¡Oh Tiempo! ¡Oh, enredadera pálida! ¡Oh, sagrada fatiga devivir...!¡Oh, estéril lumbre que en mi carne luchas! Tus puras hebrastrepan por mis huesos,envolviendo mis vértebras tu espuma de suave ondular.Y así, a través de los rostros apacibles, del invariable giro del verano,a través de los muebles inmóviles y mansos, de las canciones dealegre esplendor,todo habla al absorto e indefenso testigo, a las postreras sombrastrepadoras,de su incierta partida, de las manos transformándose en lagramilla estival.Entonces mi corazón lleno de idolatría se despierta temblando,como el que sueña que la sombra entra en él y su adorable carnese licúaa un son lento y dulzón, poblado de flotantes animales y neblinas,y pasa la yema de los dedos por sus cejas, comprueba de nuevosus labios y mira una vez más sus desiertas rodillas,acariciando en torno sus riquezas, sin penetrar su secreto,mientras corren los grandes días sobre la tierra inmutable.


ENRIQUE MOLINA.

domingo, 18 de enero de 2009

LA PATRIA DEL POETA

"Llegada inesperada" de Miguel Oscar Menassa. (www.miguelmenassa.com)


LA PATRIA DEL POETA

I

Voluptuosa semilla, aquí me planto
y creceré y, aquí, echaré raíces
y tendré brotes que, a su vez,
tendrán otros brotes.
Decreto a la reseca meseta castellana,
la patria del poeta.
Arrancaré perfumes de tus rocas,
como de flores de la estación del sur,
y alguien dirá:antes de los colores del poeta,
vos,eras gris.
Y yo recordaré:
haberte pintado los labios con mi nombre.

Sobre el verde aroma del limón,
-caballo de los astros-.
Indio de luz,
cobre rasgado por el oxígeno vital,
mi poesía,
pulmón del universo.
Líquenes cenagosos
y alforjas repletas de manzanas,
detenidas en el tiempo del frescor.
Inmensidad,
verde infinito,
sesgo del sol,
entre las cejas del profundo mar, atlántico silvestre.
No veis que soy el que os saluda,
desde más allá de las más altas cumbres,
más allá de los oscuros cielos de Dios;
desde la profunda galaxia de lo verde.
Meteórica expansión del arco iris,
soy un color que ya no tiene,
el blanco,
de la pequeña pureza inmaculada,
ni el manto negro de la muerte,
desolada,
ni los ojos sangrantes del rubí.
Soy del celeste cosmos y del sol,
la conjunción marítima y alada.
Mi voz,
es el rasguido de la guitarra astral.
Mi canto,
es el sonido gutural del tiempo.
Canto y estallo cada vez,
y cada vez,
me desintegro.
Pierdo mi ser entre fragmentos
y en ese vacío de nada y de color,
porque ya no seré,
recorro los espacios infinitos,
montado en verde luz,
pradera de los cielos
Pampa,tendida en las alturas.


Miguel Oscar Menassa

YO SÉ QUE. -Carlos Fernández-

"Campesinos durmiendo". Pablo Picasso

YO SÉ QUE
Tu precio: don, palabra o tilde sin cauce
si lo pago con la moneda en curso,
yo sé que...nadie preguntará del inmenso paisaje humano
su procedencia de arcano.
Por eso ayer bailé con tus plumas al cuello
un verso sosteniendo el tiempo del candil,
como de calandria y lejana luz en la cadera,
mirando fijo tu cristal agonía, de torreón y lucero.

Y ¿yo que sé,si permite la paradoja el bucle del remolino
con salida al mundo vestido de segador.
Insistiré:habré caído para la flor de miel en la cuna del yuntero?
Que sé yo si...agrietando el vuelo del pájaro, se detendrá el grito del hacha.
Sin embargo sé que yo no soy
la suerte del limón serrando el cauce del barro en destino de minero.
Y sé que, labrar heridas de campesino, son jornal y no amor de jornalero.


Carlos Fernández del Ganso
Poesía. Inédita

UNIÓN LIBRE - André Breton-

Cuadro de Klee.

UNIÓN LIBRE

Mi mujer con la cabellera de fuego de los bosques
Con pensamientos de relámpago de calor
Con su talle de reloj de arena
Mi mujer con su talle de nutria en los dientes del tigre
Mi mujer con la boca de escarapela y de ramillete
de estrellas de un ínfimo tamaño
Con dientes de huellas de ratones blancos en la tierra blanca
Con la lengua de ámbar y vidrio frotados

Mi mujer con la lengua de hostia apuñalada
Con la lengua de muñeca que abre y cierra los ojos
Con la lengua de piedra increíble
Mi mujer con pestañas de palotes de escritura de niño
Con sus cejas de borde de nido de golondrina
Mi mujer con sus sienes de pizarra en un techo de invernadero
Y de vaho en los vidrios
Mi mujer con hombros de vino de champaña
Y de frente con cabeza de delfines bajo la nieve
Mi mujer con muñecas de fósforos
Mi mujer con dedos de azar y de as de copas
Con sus dedos de heno cortado
Mi mujer con axilas de marta y de bellotas
De noche de San JuanDe alheña
Con sus brazos de espuma de mar y de esclusa
Y de mezcla de trigo y de molino
Mi mujer con piernas de cohete
Con sus movimientos de relojería y desesperación
Mi mujer con pantorrillas de médula de saúco
Mi mujer con sus pies de iniciales
Con pies de manojo de llaves con pies de canarios blancos que beben
Mi mujer con cuello de cebada imperlada
Mi mujer con su garganta de Valle de Oro
Que se cita en el lecho mismo del torrente
Con sus senos de noche
Mi mujer con senos de albergue marino de topos
Mi mujer con senos de crisol de rubíes
Con sus senos de espectro de la rosa bajo el rocío

Mi mujer con vientre del despliegue del abanico de los días
Con su vientre de garra gigantesca
Mi mujer con espalda de pájaro que en vertical escapa
Con espalda de plata viva
Con espalda de luz
Con la nuca de canto rodado y de tiza mojada
Y de caída de un vaso donde se acaba de beber
Mi mujer con caderas de barquilla
Con caderas de araña y de rabo de flechas.
Y de tallo de plumas de pavo real blanco
De balanza insensible
Mi mujer con nalgas de arenisca y de amianto
Mi mujer con nalgas de tomo de cisne
Mi mujer con nalgas de primavera
Con sexo de espadaña
Mi mujer con sexo de arenal de oro y de ornitorrinco
Mi mujer con sexo de alga y de viejo bombón
Mi mujer con sexo de espejo
Mi mujer con ojos llenos de lágrimas
Con ojos de panoplia violeta y de aguja imantada
Mi mujer con ojos de sábana
Mi mujer con ojos de agua para beber en la cárcel
Mi mujer con ojos de bosques siempre bajo el hacha
Con ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego.


ANDRÉ BRETON

viernes, 16 de enero de 2009

Poesía. "RAUDO CORAZÓN". -Carmen Ortigosa Martín-


"Muchacha asomada a la ventana". Salvador Dalí



Mañana cuando despiertes

habré partido,mirarás el baúl de los besos
y no encontrarás reproches, ni risa
sentrará el desafío a descomponer tu sangre.

Malditas sean las horas
que pasamos en el camino del silencio,
maldito el puñal que salió de tu boca,
se alojó entre mis sueños
y me despierta entre sudores a media noche.
Se está haciendo tarde,

mi casa está a dos respiraciones de tu voz,
con solo articular la lengua iría raudo mi corazón.
Se me está muriendo el desaliento,

y ya no te conozco,
no sé si eres hombre, niño o muchacho.
Te dejaste perder en el desafío necio
y yo me quedé entre dos páginas en blanco
abiertos los brazos como alas para tu cobijo.


Carmen Ortigosa Martín
Poesía. Inédita


jueves, 15 de enero de 2009

Romance de la Pena Negra. Federico García Lorca

ROMANCE DE LA PENA NEGRA

A José Navarro Pardo

Las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora,
cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya.
Cobre amarillo, su carne,
Huele a caballo y a sombra.
Yunques ahumados sus pechos,
gimen canciones redondas.
Soledad: ¿por quién preguntas
sin compaña y a estas horas?
Pregunte por quien pregunte,
dime: ¿a ti qué se te importa?
Vengo a buscar lo que busco,
mi alegría y mi persona.
Soledad de mis pesares,
caballo que se desboca,
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas.
No me recuerdes el mar
que la pena brota
en las tierras de aceituna
bajo el rumor de las hojas.
¡Soledad, qué pena tienes!
Lloras zumo de limón
agrio de espera y de boca.
¡Qué pena tan grande! Corro
mi casa como una loca,
mis dos trenzas por el suelo
de la cocina a la alcoba.
¡Qué pena! Me estoy poniendo
de azabache, carne y ropa.
¡Ay mis camisas de hilo!
¡Ay mis muslos de amapola!
Soledad: lava tu cuerpo
con agua de las alondras,
y deja tu corazón
en paz, Soledad Montoya.

*

Por abajo canta el río:
volante de cielo y hojas.
Con flores de calabaza,
la nueva luz se corona.
¡Oh pena de los gitanos!
Pena limpia y siempre sola.
¡Oh pena de cauce oculto
y madrugada remota!

Federico García Lorca.

miércoles, 14 de enero de 2009

LOS NUEVE MONSTRUOS


"El Coloso". Francisco de Goya
I, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora, voraz,
es el dolor dos vecesy la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de ser, dolernos doblemente.

¡Jamás, hombres humanos,
hubo tánto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
¡Jamás tánto cariño doloroso,
jamás tan cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
¡Jamás, señor ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tánta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.

Crece la desdicha, hermanos hombres,
más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crece
con la res de Rousseau, con nuestras barbas;
crece el mal por razones que ignoramos
y es una inundación con propios líquidos,
con propio barro y propia nube sólida!
Invierte el sufrimiento posiciones, da función
en que el humor acuoso es vertical
al pavimento,
el ojo es visto y esta oreja oída,
y esta oreja da nueve campanadas a la hora
del rayo, y nueve carcajadas
a la hora del trigo, y nueve sones hembras
a la hora del llanto, y nueve cánticos
a la hora del hambre y nueve truenos
y nueve látigos, menos un grito.

El dolor nos agarra, hermanos hombres,
por detrás, de perfil,
y nos aloca en los cinemas,
nos clava en los gramófonos,
nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente
a nuestros boletos, a nuestras cartas;
y es muy grave sufrir, puede uno orar...
Pues de resultas
del dolor, hay algunos
que nacen, otros crecen, otros mueren,
y otros que nacen y no mueren, otros
que sin haber nacido, mueren, y otros
que no nacen ni mueren (son los más).
Y también de resultas
del sufrimiento, estoy triste
hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,
de ver el pan, crucificado, al nabo,
ensangrentado,llorando, a la cebolla,
al cereal, en general, harina,
a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,
al vino, un ecce-homo,
tan pálida a la nieve, al sol tan ardio!
¡Cómo, hermanos humanos,
no deciros que ya no puedo y
ya no puedo con tánto cajón,
tánto minuto, tánta
lagartija y tánta
inversión, tánto lejos y tánta sed de sed!
Señor Ministro de Salud: ¿qué hacer?
¡Ah! desgraciadamente, hombres humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer.

CÉSAR VALLEJO. Perú, 1892

martes, 13 de enero de 2009

CONFIANZA EN EL ANTEOJO, NO EN EL OJO

Confianza en el anteojo, no en el ojo;
en la escalera, nunca en el peldaño;
en el ala, no en el ave
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

Confianza en la maldad, no en el malvado;
en el vaso, más nunca en el licor;
en el cadáver, no en el hombre
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

Confianza en muchos, pero ya no en uno;
en el cauce, jamás en la corriente;
en los calzones, no en las piernas
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

Confianza en la ventana, no en la puerta;
en la madre, más no en los nueve meses;
en el destino, no en el dado de oro,
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

El árbol jamás duerme.
Dura pierna de roble, a veces tan desnuda quiere un sol
muy oscuro.Es un muslo piafante que un momento se para,
mientras todo el horizonte se retira con miedo.
Un árbol es un muslo que en la tierra se yergue como
la erecta vida.No quiere ser ni blanco ni rosado,
y es verde, verde siempre como los duros ojos.
Rodilla inmensa donde los besos no imitarán jamás falsas hormigas.
Donde la luna no pretenderá ser un sutil encaje.
Porque la espuma que una noche osara hasta rozarlo
a la mañana es roca, dura roca sin musgo.
Venas donde a veces los labios que las besan
sienten el brío del acero que cumple,
sienten ese calor que hace la sangre brillante
cuando escapa apretada entre los sabios músculos.
Sí. Una flor quiere a veces ser un brazo potente.
Pero nunca veréis que un árbol quiera ser otra cosa.
Un corazón de un hombre a veces resuena golpeando.
Pero un árbol es sabio, y plantado domina.
Todo un cielo o un rubor sobre sus ramas descansa.
Cestos de pájaros niños no osan colgar de sus yemas.
Y la tierra está quieta toda ante vuestros ojos;
pero yo sé que ella se alzaría como un mar por tocarle.
En lo sumo, gigante, sintiendo las estrellas todas rizadas
sin un viento,resonando misteriosamente sin ningún viento dorado,
un árbol vive y puede pero no clama nunca,
ni a los hombres mortales arroja nunca su sombra.


VICENTE ALEIXANDRE

domingo, 11 de enero de 2009

AJEDREZ

"Mujer al lado de un tablero de ajedrez". Henri Matisse



I


En su grave rincón, los jugadores

rigen las lentas piezas. El tablero

los demora hasta el alba en su severo

ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores

las formas: torre homérica, ligero

caballo, armada reina, rey postrero,

oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,

cuando el tiempo los haya consumido,

ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra

cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.

Como el otro, este juego es infinito.


II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada

reina, torre directa y peón ladino

sobre lo negro y blanco del camino

buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada

del jugador gobierna su destino,

no saben que un rigor adamantino

sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero

(la sentencia es de Omar) de otro tablero

de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.

¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza

de polvo y tiempo y sueño y agonías?



Jorge Luis Borges