viernes, 12 de febrero de 2010

HOJA DE VIDA Número 31 - Revista virtual de Poesía -

Tupacamarú. Miguel O. Menassa

Escuela de Poesía Grupo Cero
Director: Miguel Oscar
Menassa
HOJA DE VIDA - Revista virtual de poesía -
Taller de los domingos a las 17.00h.
Alcalá de Henares
NÚMERO 31. Domingo 07-02-2010
Coordinador: Carlos Fernández del Ganso


El mar verde. Miguel O. Menassa

AMOR IMPERFECTO

Una mueca de siglos deja vacíos,
navegando entre naúticas rosas, celestes ríos y dorados cielos.

Bajo la sábana que impregna la niebla
fui como un pez frío, sin agallas,
con boca negra de saco,
con boca rasgada por unos labios,
abiertos a mis huesos,
con el golpe rítmico del sol y de la luna.

Labios cortados para el verbo,
quise llorar que te amaba
sobre la última roca seca del Universo,
quise gritar con la voz cálida y fuerte del varón elegido,
y nerviosa, solitaria, pendulante,
como una nube huérfana y perdida,
no fuí capaz.

Ya una vez nos perdimos
en el costado de nuestras bocas,
alargué mis brazos para alcanzar tus alas,
entre celos y pecados,
nuestro sexo a los cuatro vientos,
detuvimos a la muerte.

Quiero que nos sumerjamos
en la luz quebrada de nuestros ojos,
que viaje por tus venas
la luminosidad de mis besos
y el temblor de mis manos.

Y en este juego tramposo
a veces, me pregunto:
¿acaso no es más que un pez el hombre?

VICENTE PRADA GÓMEZ


Voz del delirio. Miguel O. Menassa

AFILADAS FORTALEZAS

Guerreros esculpidos
en afiladas fortalezas,
cautivan entre sus muros
cuerpos encadenados
abriéndose sobre la tierra
en un vuelo azul.

Sílabas rotundas de muerte
ágiles hasta la sombra
trazan en el aire
el sonido
de un vientre abierto
en la huida del amanecer.

Giran los caminos imprecisos.

Un pecho, casi mujer,
con la herida de los fantasmas
aúllando en la noche gris,
se viste con el polvo de los trazos
que imprecisos
se adivinan
en la herida violeta de la carne.

SOLEDAD CABALLERO CASTRO


Hasta encontrar en este movimiento. Miguel O. Menassa

AL OTRO LADO

El azul vivo de viejas canciones
resonaba en las cuevas de tu pecho.
No quiso perdérselo la pintora,
prefirió contarlo a través de tambores
con orejas mudas.


Esa lejanía tan nimia e infinita,
esas nubes con formas de gárgolas
inventadas por tu mirada
traían noticias del hambre
de tierras yermas, trabajadas con ahínco
para nada, para nada decían los otros
pero tú, colgabas los terrones en la
frondosidad de la selva y
esperabas paciente, inamovible a que
el fruto de sus letras empapara la Falta

.
Con denuedo gritabas a nadie para
Que la escucha de todos, girara el poema
Hacia la esperanza, de que la muerte,
Quieta en una sala de espera,
te dejara saborear el vuelo de esas hojas mansas.

FRANCISCO JAVIER RUEDA DIAGO Mirad como otros reman. Miguel O. Menassa

DESLÍO MI LENGUA DE DEBAJO DE TUS PISADAS


A Vicente Aleixandre

ciega de noche por donde a la sangre se espía
la fiebre reina el otro cielo
los versos se hacen cuerpo
en forma de tobillos
sin notar esa luna trunca que gemebunda
apenas me roza

sin más norte que unos labios cruzados en silencio
tu alba es una punta afilada
su suavidad de pluma es propicia a los sueños
donde unos párpados de espuma no respiran quietamente
porque todo quiere ser más
en una nieve que aún te llora

PIOTR RZANY Palabras para el deseo. Miguel O. Menassa

LA MIRADA DEL CONDENADO


Miraba el condenado la senda de su destino,
le quedaban solamente algunos recuerdos
esbozados a modo de murciélagos perdidos
y desorientados.

Sabía el condenado que el mundo era mundo
y el corazón ese pájaro amado de grandiosos vuelos
que tenía que conquistar sin grandes batallas
porque su tiempo era el tiempo del humano.

Tenía el condenado en sus ojos unas pupilas inmensas,
bondadosas, donde ya no había lugar para el ayer.
Estaba sentado en el borde de una fuente,
veía la plaza y a los niños correr.

Se frotaba los ojos. Era un flamante exiliado
de la rebeldía y el odio.
Contemplaba en el espejo su silueta partida en dos
al igual que las sílabas rotas de su nombre.

El condenado no creía en nada.
Buscaba una palabra para él, una voz sosegada,
el aroma de una metáfora cálida
que le abriera los ojos a la noche.
Con los labios apretados, muy apretados
acarició el resplandor de la piel desnuda
y escribió un verso, para nadie.

MÓNICA LÓPEZ BORDÓN

Pasión humana. Miguel O. Menassa

UNA TRISTEZA EN LA MIRADA



Me perdí en un nudo de la garganta,
en las manecillas del reloj que deambulan entre las fieras horas
o en el oblicuo pedernal de unos ojos,
cuando los rumores de voces inocentes
hacen de las palabras cuchillos,
que amputan las manos que imploran.

Y otra vez una palabra rota
y la convulsión en el pecho,
golpeando las venas con una emergente tristeza,
cuando me zarandea contra la lengua de acero que hiere,
y se clava en todos vientre con mil alfileres
como saetas envenenadas,
cuando simula que abraza piel, contra piel.

Otra vez paso de lado con la frente ladina
y la mirada de fuego que deshace el camino
y pone guijarros en los pies desnudos.

Te lo juro, nunca más besare una rosa
Porqué miente cuando despliega su fragancia,
cuando invade mi costado de color y vida,
y después se marchita y deja caer sus pétalos muertos,
Y me quedo llorando con las espinas clavadas entre los dedos.

CARMEN ORTIGOSA MARTÍN