miércoles, 16 de septiembre de 2009

Hoja de Vida - NÚMERO 15 - Revista Virtual de Poesía

Tupacamaru. Miguel Oscar Menassa



Escuela de Poesía Grupo Cero
Director: Miguel Oscar Menassa
HOJA DE VIDA - Revista virtual de poesía -
Taller de los domingos a las 17.00h.Alcalá de Henares
NÚMERO 15. Domingo 13-09-2009
Coordinador: Carlos Fernández del Ganso





Pájaros de Sal. Miguel Oscar Menassa


HAY UNA NOCHE, UN TIEMPO HUECO, SIN TESTIGOS


Caen de los ojos lágrimas que se curvan en las mejillas,
llegan arqueadas por el viento de la noche
y las palabras susurradas sin testigos.

Esta vez escribir reconcilia sangre y versos,
aleja fantasmas y amanece. Amanecemos todos de nuevo,
despiertos, latiendo sin buscar nombres o instantes.

Ya habíamos paseado nuestras sombras con templanza,
habíamos arriesgado incluso la hermosura de una ola
besando los labios de sus rocas, hechos al aire.

El tiempo pasa y no pasa, tiene sus propias variaciones
dependiendo de la resurrección de los cuerpos y sus patrias.

Y en este pasar, mientras escribo, escucho a una bandada
de pájaros trinar, beso con los ojos entreabiertos
la pasión que se ha vuelto mirada.

Estamos cerca, cada vez más cerca de vencer las distancias
aunque sea en este minucioso y pequeño trozo de papel.


Mónica López Bordón


Sólo le falta hablar. Miguel Oscar Menassa


UN AQUÍ REVISADO


un dolor inconsciente
e ignorado ¿es dolor?

estos vasos son tacaños y moralistas
¿no te parece?
tienen un borde para prescribirme
cuánto puedo beber
¡miserables!

cuando yace en el fondo de un vaso
y el hielo se entibia
la belleza es algo vulgar
como un edificio
que intenta a girarse
cuando paso por delante de él

hombres con cerebro de periódico
alma de televisión
e ideales de secundaria
en sus horas sin sueño
pero no de insomnio
ni de escasez de ideas
sino de abundancia
unos se rapan incluso el cráneo
para olvidar
otros hacen crucigramas
la verdad que no tienen
una sonrisa fea
hombres de todos los azares
materia en estado bruto

¡ah!
¡qué hermosos silencios!
a veces perduran durante
toda una vida
otros nos acompañan
durante unos segundos
un día
un mes
o un año

Piotr Rzany

Lejanías. Miguel Oscar Menassa


EN VANO TRATAS DE EVADIRTE


Te escribo estos versos con nerviosa mano,
temblor de una lágrima que encontré en un libro olvidado,
petril de piedra,
fuente dormida,
aroma de albahaca sobre tu piel.

Trémula roja llama,
ocaso radiante,
quisiera besar la amarga rosa de tus labios.

¿Dónde estás triste noctámbula?
me pregunto mientras busco tu canto embrujado.

Heme aquí, perdido en el frío tiempo de lo humano,
solo como un barco en alta mar,
abrigado del recuerdo de tus ojos azabache, brillo intenso,
de tu cabellera desatada,
a los vientos del sur.

Te hablan de mí las palomas dormidas sobre un lamento.
Te hablan de mí los ríos, las montañas,
los faros en la niebla,
el miedo y el vacío,
las fatigas lejanas,
las banderas de la muerte,
los emblemas del azar.

Estoy sentada en el rincón más profundo de tu mirada,
me respondió una voz a mis espaldas.
Si tú murieras, perdería el camino,
el amor, se quebraría en una herida;
atleta de la palabra,
corta todas las amarras,
rompe todas las cadenas,
¡levántate y anda!.


Vicente Prada Gómez.




Muecas de Luz. Miguel Oscar Menassa


PERDIDA DISTANCIA

Sabes que estoy prendida del requiebro de tu nombre,

cuando distancio una hora de sus lentos minutos,
de la mirada hambrienta del pensamiento.
Entonces arrancas de mi vientre los hijos muertos,
mientras el horizonte se viste de violetas y púrpuras
para asistir al destierro.

El inquilino se aparta una milésima,
deja pasar el encuentro y aplaude el final de la queja.
Nos perdemos en las curvas
que envuelven las caricias
retando al rebaño a ignorar los perros.
Nos vamos meciendo en torrentes de aguas
despojando el alma de misterios.

El mundo se mueve un instante
mientras lavo la herida en una fuente clara.
Pongo el amor por testigo
y empiezo otra partida,
sabiendo que es perdida,
acecha la muerte.



Carmen Ortigosa Martín


La cárcel de los días por pasar. Miguel Oscar Menassa

DE LA MANO DEL VIENTO


Un viento de viejas plegarias
pasea entre ramas desplegadas de horizonte,
interrogando a la muerte entre las sombras.

Las horas se gastan,
la voz se pierde después del sueño,
y el olvido se abre a la historia de unos labios
sabor cristal amanecer,
buscando enredarse en sábanas
desnudas de orillas.

Unos cuerpos amanecen varados
en la quietud azul del crepúsculo.

Se abre el vuelo en el llanto de la noche
atando versos de muda eternidad
entre mano y cuerpo.


El aliento se hace cómplice de cicatrices
que cautivas en aquél vientre desierto de piel
quieren conquistar la mirada
de las viejas raíces,
y seguir caminando, de la mano del viento.



Soledad Caballero Castro

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