domingo, 7 de marzo de 2010

HOJA DE VIDA Número 32 - Revista virtual de Poesía -

Tupacamarú. Miguel O. Menassa

Escuela de Poesía Grupo Cero
Director: Miguel Oscar
Menassa
HOJA DE VIDA - Revista virtual de poesía -
Taller de los domingos a las 17.00h.
Alcalá de Henares
NÚMERO 32. Domingo 7-3-2010
Coordinador: Carlos Fernández del Ganso


Agua Fresca. Miguel O. Menassa

LA LLAVE DEL TIEMPO

Abre tus ojos al cielo,
esos ojos de barro, de noche interrumpida,
donde el temblor de tus pupilas
se convierte en un pasatiempo vertiginoso.

Abre tus ojos y observa, de frente,
a la sombra negra,
embellece con tu mirada
los pasos de la muerte.

Abre tus ojos pisoteados por la lentitud del tiempo,
por ese cuerpo que se agita en el silencio,
por esa locura incandescente,
que descubre que la soledad es un canto.

Mírala con tus dientes,
esos que esconden murmullos de seda,
que ascienden por infinitas escaleras
y reposan entre fuentes de penurias.

Heridas como surcos,
donde tu sangre no corre,
donde tu sonrisa se cubre de tórridas muecas,
entre la nacarada piel de tu frente.

¿Te has despertado?
¿Adónde irás ahora?
La llave del tiempo
está forjada con el acero del sueño.

Vicente Prada Gómez

Cenando en Casa. Miguel O. Menassa

EL DÉCIMO TERCER MES

Gira el Otoño.

La hoja palidece,
secretos con aroma cotidiano
tejen párpados rendidos al mundo.

Escribo.

Escribo cartas con la distancia de unas manos
encadenadas a la sombra,
escribo versos envenenados con la pasión,
de una mujer tatuada en el perfil del silencio,

siento quebrase mis huesos.

Los muertos se levantan
con el compás de la sangre derramándose en su boca,

enmudece el viento en el reverso del vacío.

Y en cada página, esa soledad,
piel arrebatada, muda de caricias, huella ardiente,
garganta nocturna,

historia gastada de olvidar.

Soledad Caballero Castro

El contorno de tu sonrisa. Miguel Oscar Menassa

VERTIGOS DEL ALMA

Esta piel de mil colores está pegada,
al latido fugaz de la casa del sueño.

Esta piel que resistirá otro invierno más,
geografía de los días pasados,
futuro de un porvenir tallado en amor y fuego.

Esta piel sostenida de huesos
que tiembla ante el furor,
se deja traspasar por un puñal de agua
y exuda lágrimas de sed.

Hay tantos pájaros en este infinito vuelo,
que no hay que precipitar los besos.
Hay que tener cuidado de la sonrisa cegadora
podía ser que arrancara de cuajo los labios,
sin premura, solo con el hastío de la sal,
en la porfía de piedras que escarpan el camino.

Resguarda en la guarida de harapos
la inocencia que perdió entre los naipes,
en esta tiniebla que cubre la distancia
y tapiza las venas con la ferocidad del envite,
que resbala por la sinuosa espalda.
Entonces no hay nada más en esta hora,
y no hay cárcel que contenga más muerte,
cuando se encoje la respiración,
mientras pasan los trashumantes
hacia las nieves del norte.

Carmen Ortigosa Martín

Entre la camalas. Miguel Oscar Menassa

EL INOCENTE FULGOR DE PORCELANA

AHORA es un buen momento
¡la injusticia es útil!
como tu cuerpo impar…
sueña el laberinto este mundo cambiando
su salida constantemente…
¡los peces no pueden portar armas en un prolongado
y vigoroso aporreamiento de teclas!
les pierde el olvido…

AHORA también es un buen momento
ningunas argollas de acero más selecto
como clavos que restregasen contra sierras oxidadas
¡te revibran!
como a un puño ese cielo alzado coléricamente…
los peces empiezan a camuflar el sol
que no porta armas
mata la calentura de sopa con una mano
a los pobres que lo merecen… y con la otra los acaricia
aporreando teclas…

son cuellos de chaqueta azulados
¡dedos golpeando bolsillos!
pies enrojecidas llorando hacia abajo
pájaros y flores vibrantes brillando
como piedras preciosas
aura luminosa de una cintura coronada
de color violeta y cimentada
por una doble suculencia
¡el laberinto es algo vivo!

Piotr Rzany

Las Flores del Mal. Miguel Oscar Menassa

TU TRENZA ZURDA

Se abrocharon los cierres de tu cortejo
sin pensar qué verían los demás.
Tu tenso aprendizaje de lucero
te enseñaba a anudar los misterios de su rostro.

Ese requiebro de lianas
propias de la salvación del reo.
Esa mentira que encontraste en
el viejo trastero, lleno de arcabuces de papel
y latones de aguacero.

Cayendo Caín sin temor,
guardó sus ojos en el joyero de la reina.
Sus pelos al aíre de fuego clamaron silencios en el amanecer.
Pero tú gritabas con voz de hierro acaramelado,
dejadme ir.

Francisco Javier Rueda Diago

1 comentario:

  1. Interesante escritura la que se produce en esta publicación. ¿Cuando nos van a deleitar los integrantes con un recital en vivo?
    Felicidades por el trabajo realizado.

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